Un post al año no hace daño...
Desde que empecé el nuevo trabajo no he vuelto a publicar, y ya van cuatro meses. Pero sí que sigo cocinando, claro. Incluso ahora que almuerzo fuera cada día aprecio todavía más la comida de casa. Eso sí, la mayoría de las cosas que cocino son sencillas y rápidas, porque el tiempo y las energías no dan para mucho. Esto no lo veo como un problema, sino más bien como una ventaja añadida, porque en general me gustan las comidas sencillas, sin demasiados "puturrús".
Un ponéh, que se diría en mi pueblo: el fin de semana pasado me invitaron a una cena con un montón de gente que no conocía, y tenía que llevar algo de comer. Pensé en llevar la quiche de salmón y espinacas, pero entonces me advirtieron de que la dueña de la casa es vegetariana, así que tuve que reconfigurar la quiche. Sustituí el salmón por unas pasas y cebolla caramelizada. Que sí, que la cebolla caramelizada empieza a estar muy vista, pero es que está muy rica, y por estos lares se usa poco. El resultado fue bastante espectacular, y no lo digo por echarme piropos a mí misma. Se acabó en seguida, y como casi no tuve ocasión de probarla, este fin de semana he vuelto a repetir y la he llevado de picnic. A petición popular, comparto receta aquí. Para que quedéis bien en las comidas con amigos hipsters.
Ingredientes:
- Una masa, bien un hojaldre comercial, o una masa quebrada preparada en casa como os explico aquí
- Entre 250 y 300 g de espinacas, congeladas o frescas
- Unos 50 g de pasas
- Una cebolla grande, cortada en medios aros
- 200 mL de nata o leche evaporada (leche condensada sin azúcar)
- 2 huevos
- Una cucharadita de maicena
- Sal
- Aceite
- Una cucharada de azúcar morena
- Un chorreón de vino blanco seco
- Unos 30 g de parmesano rallado
Preparación:
- Precalentar el horno a 180 ºC, encendido arriba y abajo
- Forrar el molde con un papel de horno. Extender la masa por encima y pincharla con un tenedor. Meterla al horno durante unos 10 minutos. Si usáis la masa de hojaldre, ponedle encima unos garbanzos secos para que no suba. Después de estos 10 minutos, sacar la masa del horno y reservar.
- Cocer las espinacas al vapor junto con las pasas. Si las espinacas están congeladas, las dejo al vapor hasta que se descongelen. Las pasas las pongo a la vez para que se hidraten un poco y estén más blanditas. Dejar escurrir y reservar.
- En una sartén poner un poco de aceite y sofreír ahí la cebolla hasta que esté transparente. Procurad que no se dore. Para eso lo mejor es ponerle sal y cubrirla con una tapadera, así la cebolla suda y no se reseca.
- Añadir el azúcar y un chorreón de vino blanco. Remover bien y dejar a fuego vivo y destapado hasta que se consuma el líquido. Apartar del fuego.
- Incorporar las espinacas y las pasas a las cebollas y remover para que se mezclen bien.
- En un bol, meclar bien la maicena con un poquito de la leche o la nata hasta que se disuelvan los grumos. Añadir después el resto de la leche o la nata y los dos huevos, y batir bien.
- Incorporar la mezcla de los huevos a la de las espinacas y remover para que se distribuya bien por la mezcla.
- Verter la mezcla sobre la masa. Espolvorear con el queso rallado.
- Hornear hasta que la quiche esté dorada y al pinchar en el centro con un palillo éste salga limpio. En mi caso esto tarda unos 15 minutos.
Está diciendo: cómeme. Habrá que probarla. Gracias por facilitar la receta.
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