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viernes, 20 de julio de 2012

Embotellando el verano


El verano berlinés está a puntito de acabarse. Al menos lo que yo entiendo por verano: temperaturas por encima de los 20 ºC, excursiones en bici al lago, y fresas, frambuesas, grosellas, arándanos de producción local en su mejor momento. Dentro de unos meses las horas de luz serán muy escasas y las temperaturas nos helarán los huesos. Cuando llegue el invierno, el recuerdo de las tardes veraniegas será una utopía inalcanzable. ¿Y si se pudiera guardar un poquito de verano, para liberarlo en los días más fríos? Ah, sería bonito, ¿verdad?

En estos pensamientos me enredaba yo cuando se me ocurrió una solución aproximada y alcohólica: un licor de fresas. De estas fresas alemanas que contienen todo el sabor del verano, maceradas en un vodka que enfriaré en la ventana cuando estemos bien por debajo de los cero grados. Meter el verano en una botella y conservarlo hasta el invierno.

Y aquí está el experimento. Mi versión modificada de la receta de fragolino del libro Liquorini e grappette (Edizioni del Baldo). Ya os contaré qué tal quedó en las próximas navidades.

Licor de vodka con fresas. Día 0.

Ingredientes:

  • 1 botella (0.7 L) de vodka
  • 500 g de fresas (las más rojas y pequeñas que encontréis)
  • 100 g de azúcar
  • 1 limón

Preparación:

Lavar bien el limón y sacar la piel a tiras con un pelapatatas, cuidando de evitar la parte blanca.

Exprimir el zumo del limón y ponerlo en un cuenco con un poco de agua. Lavar ahí las fresas rápidamente, una a una y con cuidado de no dañarlas. Quitarles las hojitas y dejarlas escurrir sobre un paño de cocina.

Verter el vodka en un bote de cristal con cierre hermético. Añadir el azúcar, cerrar bien y agitar hasta que el azúcar se disuelva. Incorporar entonces la piel del limón y las fresas, volver a cerrar, y agitar para mezclarlo todo.

Guardar el bote en un lugar oscuro durante un mes, agitando de cuando en cuando. Pasado este mes, filtrar el licor y guardarlo en una botella. Esperar un par de meses antes de tomarlo.

Una semana después, el vodka ha absorbido
el pigmento rojo de las fresas. ¡Esto promete!



Variante: Si en vez de vodka usáis ginebra, imaginad la categoría de los gin-tonics que os podréis preparar estas Navidades.

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